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Salud Primero, Desilusión Después: El Caso de Amanda Serrano

Como médico, especialista en medicina deportiva, mi compromiso con el atleta es protegerlo lo más posible, a toda costa, sin que presiones económicas o sociales influyan en mi juicio. La salud del atleta es primordial y, por ende, las decisiones que tomo al momento de determinar si es elegible para participar en el deporte están basadas estrictamente en criterios clínicos. Esta perspectiva se hace particularmente relevante en el caso de la pugilista boricua Amanda Serrano, y por ello quiero dejar claro que defiendo la decisión sabia y prudente que tuvo su médico al prohibir que peleara, sin importar las repercusiones que esto tuviera.

La integridad física y mental del atleta debe ser la preocupación central en todas las decisiones clínicas. En deportes de alto riesgo como el boxeo, las consecuencias de ignorar indicadores médicos pueden ser devastadoras. Por lo tanto, la decisión de cancelar una pelea, aunque pueda ser recibida con críticas y desilusión, es un testimonio de la importancia de priorizar la salud sobre cualquier otro factor. Estas decisiones no solo protegen al atleta de daños potenciales, sino que también preservan su carrera a largo plazo.

En el contexto de deportes de contacto físico, especialmente de combate, es esencial que el atleta tenga un campo visual completo. Esta capacidad es crucial no solo para su desempeño, sino también para su seguridad. La ausencia de los campos visuales es un criterio inflexible para autorizar la participación del atleta, debido al riesgo significativo de trauma que puede tener consecuencias inmediatas y duraderas. Es nuestra responsabilidad como profesionales de la salud en el ámbito deportivo asegurarnos de que estas normas se cumplan rigurosamente.

Más allá de los aspectos físicos, las decisiones clínicas, como la cancelación de una pelea por una condición médica, tienen un impacto psicológico significativo en el atleta. La preparación mental y física para un evento de esta magnitud es intensa, y la cancelación puede ser emocionalmente devastadora. Sin embargo, es crucial que los atletas entiendan que estas decisiones se toman con su mejor interés en mente. El impacto psicológico también debe ser manejado con cuidado, proporcionando el apoyo necesario para que el atleta pueda enfrentar esta adversidad y seguir adelante.

La protección de la salud del atleta en el deporte es una responsabilidad compleja que requiere un equilibrio entre la preparación para la competencia y la gestión de riesgos. Las decisiones difíciles, como la cancelación de un evento importante, aunque impopulares, son a menudo las más prudentes. Es un recordatorio de que la salud del atleta debe ser siempre la prioridad máxima.

Reflexionando sobre la complejidad de estas decisiones, es importante reconocer el valor intrínseco del bienestar del atleta más allá de su identidad deportiva. Los médicos especializados en medicina deportiva deben navegar estos desafíos con un compromiso inquebrantable hacia el bienestar de sus pacientes, asegurando que la integridad física y mental del atleta esté protegida, sin importar las presiones externas. Este enfoque no solo salvaguarda la salud del atleta a corto plazo, sino que también asegura su bienestar y capacidad para competir en el futuro.


 
 
 

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